Miguel Hernández definía Madrid como un lugar “donde los hombres eran casi todos homosexuales y las mujeres putas que olían a establo”. Además, despreciaba, criticaba y llenó de desaires a otros grandes del 27 como Lorca o Alberti. Luís García Montero presentó este desconocido perfil del poeta del pueblo en el centro “María Zambrano” de Málaga, ante un Juan Francisco Buenestado que aún no se ha repuesto de la sorprendente revelación.
Parece que afortunadamente el autor de las “Nanas de la cebolla” evolucionó: se hizo mayor, más tolerante y más sabio. Algo que nos ocurre a todos. Al menos lo de hacernos mayores. Lo de tolerantes y sabios es un paso adelante que podríamos dar más cómodamente si conociéramos las técnicas que estos días ensayan los alumnos del curso La madurez como camino de crecimiento personal. A sus talleres en el Barco de Ávila asiste Inma Luque.
También de psicología nos habla Carlos García. Desde Viveiro nos asesora sobre las pautas a tener en cuenta cuando en casos de autismo hay que elegir entre un centro ordinario u otro especializado. En Baleares, según escribe Miguel Angel Vázquez, el debate se centró en la protección y defensa del menor.
Y de una psicología muy especial, la canina, se trata el curso de adiestramiento de perros que siguen un centenar y medio de policías y miembros de empresas de seguridad en Madrid. Observen el vídeo en que Greta, una jack terrier de 8 meses, detecta en menos de dos minutos una gota de líquido acelerador de combustión en un salón a oscuras, lleno de gente.
En Pontevedra, Isabel Quiñones cuenta el debate del "nuevo periodismo" para formar, informar y entretener, con la intervención audiovisual de la periodista Rosa María Calaf a la cabeza.
No todo es aprender. Los cursos también están para disfrutar y hacer vida social. En el concierto Magdalena Merlos en Palencia, por ejemplo, al que nos lleva Amparo Serrano de la mano de Janis Joplin, Patti Smith y Björk. O recorriendo la ruta literaria de Buero Vallejo por Guadalajara y Luliana que nos propone David López Corralo. O aceptando la invitación de Pilar Herranz para participar en el Festival Medieval de Hita.
O leyendo a escondidas, para tener de qué hablar luego en los salones, como hicieron tantas y tantas generaciones de mujeres autodidactas hasta que, hace sólo unas décadas, la letra y la ciencia dejaron de ser cosa de hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario