Palmera sobre palmera
Ávila siempre fue tierra de jara, pinares y matorral. Hasta que llegó la UNED y regó sus paisajes con estudiantes de cursos de verano. Y en este suelo abonado durante 21 convocatorias arraigaron las palmeras, con copa de libro y tronco de conocimiento. Y se subieron a las paredes. Y adornaron el torso de estudiantes como María, del curso Regulación de la vida emocional, que luce, orgullosa y divertida, su camiseta de palmeras, sobre un fondo de palmeras.
Texto y foto: Aida Fernández
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